Si un día alguien te dice si quieres
hacer una carrera por el desierto, de 6 etapas, más de 250 kilómetros, y donde
solo te dan agua, y el resto lo lleva tú, en cada etapa, en una mochila, no le
hagas caso, no lo hagas, porque te estarás metiendo en una experiencia brutal,
de pura vida, donde lo esencial es seguir adelante, y todo lo demás queda a un
lado. Créeme, no le hagas caso, no hagas como yo.
Allá por julio de 2014 nos sentamos
alrededor de una mesa a comer y decidimos que 2016 sería el año en que nos
embarcaríamos en una prueba maravillosa, que a todos los que estábamos en esa
mesa, nos llamaba, de una forma u otra. No hubo que firmar servilletas, no salió
la mítica frase “no hay huevos”. Los tres sabíamos dónde nos metíamos. Nacía el
Divertitrail Team para Marathon des Sables 2016.
Marathon Des Sables no es una prueba
cualquier. Solo el hecho que se realiza en autosuficiencia alimentaria, es
decir, tu comida la llevas tú, la cargas tú, la cocinas tú, y además tienes que
administrar el agua que te dan, que para complicarlo aún más te la dan
racionalizada a lo largo de cada una de las etapas, y si se te acaba antes
tienes un problema. Estos dos aspectos ya te dejan a las claras donde te metes,
y te aseguro que, si no estás preparado, por mucha capacidad de sufrimiento que
tengas, no lo vas a pasar bien.
Pero ahí no queda todo, la prueba se
realiza en medio del Desierto del Sahara, terreno arenoso y pedregoso, que mortifica
tus piernas, tus pies, tus caderas, tu cabeza, que como llevas todo lo tuyo en
una mochila a la espalda, hasta esta se queja. Las Dunas de Maspalomas al lado
de las que atraviesas en esta carrera no son más que pequeñas tachuelas en un
llano. Para que se hagan una idea, imaginen la montaña de Las Coloradas solo de
arena, arena rubia, y ahora imaginen subirla, con 10 Kgs a la espalda, solo
imaginen, para hacerlo hay que ir a Marathon Des Sables.
Y ahora metemos en la coctelera la
temperatura, tanto la diurna, lo más bajo siempre cerca de los 35º C, la más
alta rondando los 50º C, y por la noche fresco, a ver como se te queda el
cuerpo. Sabes esa sensación cuando llevas todo el día en la playa al sol, por
la noche baja la temperatura y quieres ponerte un pullover. Pues ahora imagínalo
igual, un poco más de frio, pero sin tener el pullover, porque claro, no
quieres llevar mucho peso en la mochila, así que solo te queda meterte en el
saco y dormirte. Tuvimos suerte, los veteranos nos decían que no hacía mucho
frio.
El último punto importante, no es donde
duermes, si no con quien duermes. El resto del día y la noche la pasas en una
haima, una alfombra en el suelo, no, no limpian el suelo de piedras antes de
ponerla, y una alfombra negra a modo de caseta. Se supone que tienes que
descansar y pasar el día con tus otros siete compañeros. Por suerte la
organización deja a libertad de los corredores elegir la haima, y eso te
permite, si no conoces gente, juntarte con personas que al menos conoces de
algo. En nuestro caso nos juntamos los 5 canarios que íbamos más dos
valencianos y un madrileño, que terminaron siendo canarios de adopción. Esto deja
a las claras el buen rollo reinante, que siempre contribuye la forma de ser del
canario. Pero no en todas las haimas es igual, y ahí es donde entra el ir con
gente afín a ti. Luego está lo que ponga cada uno de su parte, la desinhibición
de la gente es brutal, porque te das cuenta que todo se reduce a lo básico, y
eres capaz de no alarmarte por escuchar ruidos, si peos como tallos, y que
nadie se queje, las conversaciones continúen como si nada, y que las risas sean
continuas.
Esta es la clave de la carrera. Reducir
todo a lo básico, a lo auténtico, a lo vital, a lo espiritual, y eso es lo que
hicimos un servidor y mis dos almas gemelas, Edu Boada y Luis Mirabal.
Ya les iré contando lo que pasa en cada
etapa, más vivencias del día a día, y como una prueba de este calibre no deja
nada al azar.
#estonosepara #fysh #damelomio
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