El silencio la noche antes de la
ultra es increíble. Nadie lo dice, pero todos estamos con ganas que llegue la
cuarta etapa. La más larga, 84 kilómetros, 36 horas para finalizarla. Entre
antes llegues a metas más tiempo de recuperación tienes, ya que el quinto día
es de descanso, antes de la 5 etapa, la maratón.
Amanece. Si la tensión se pudiera
cortar, lo haríamos con un cuchillo para extender la mantequilla. Hay mucha
gente que no ha hecho nunca una ultra, y se les nota en la cara. No quieren que
les pille la noche, pero la noche nos va a coger a todos en medio del camino,
seguro, pero, sinceramente, es cuando mejor puedes correr por el desierto.
Los 50 primeros clasificados
salen 3 horas más tarde que el resto. Luis y yo vamos a ir un ritmo superior al
de Edu, que irá con los otros dos canarios, Ruymán y Kike, y Ángel. Salimos y
hasta llegar al primer Check point todo bien, pero tengo que colocar las cosas
mejor dentro de la mochila, porque hay algo que se clava en la espalda, y esos
son los riesgos que hay que evitar en estas carreras. Parar antes de hacerte un
daño mayor.
Una vez que salimos del primer CP
comenzamos la mítica ascensión de esta carrera, un kilómetro casi vertical, que
se hace en fila india, aunque siempre aparece algún descerebrado que se inventa
el camino poniendo al resto en peligro, pero es lo que hay, pasa siempre en
cualquier sitio. El tramo final lo haces agarrándote a una cuerda, no por el
precipicio, si no para ayudarte a subir esos metros, que entre la arena y lo
estrecho del sendero, son complicados. Una vez arriba ni te detienes, miras de
reojo donde estás y empiezas a bajar. No llevamos ni 15 kilómetros, pero hay
muchos que bajan como si quedaran 10 para acabar, cuando quedan unos 70 aún. Ya
nos los pasaremos por la piedra pensamos.
Ya el sol está alto, caliente,
aunque está así desde que amanece. Vamos haciendo un COCA, corremos 2 kms y
caminos 500 m, así vamos avanzando a buen ritmo. Controlamos mucho el agua,
para esta etapa hasta llevamos una botella de más para no quedarnos justos.
Pero hasta llegar al tercer CP se hace interminable, cuando pensamos que ya estábamos
ahí aún nos quedaban 3 kms más. Así que al llegar decidimos parar un poco más y
relajarnos. Los próximos 20 kilómetros son sobre arena, en las horas centrales
del día, y los pros ya nos vienen pisando los talones. Se pasan las horas y los
kilómetros hablando un poco de todo, disfrutando de los paisajes, criticando a
otros corredores, amargándonos de estar allí, y llegar al CP5, sentarnos a
comer un tabulé liofilizado, y que el cuerpo se recomponga. Ahora empieza una
nueva historia. De los mejores recuerdos que tengo de la carrera.
Al salir del CP Luis me comenta
si trotamos un poco, y esto se convierte en una serie de 30 kilómetros a meta. Capacidad
de sufrimiento, horas de entrenamiento, la fuerza siempre aparece, y ese fue el
momento. Nos permitimos el lujo de ir adelantando a mucha gente, muchísima,
pero incluso a pros que nos habían dejado a atrás. Hay momentos que cambian tu
vida, tu forma de afrontar los retos, y este fue uno de ellos. Gracias Luis.
Ahora en los momentos agónicos de cualquier prueba solo tengo que evocar en mi
mente esa noche.
Llegamos a meta tan eufóricos que
nos costó un buen rato dormir. Al amanecer apareció Edu, todos en casa, todos
contentos, por fin podíamos descansar tranquilos. A veces tiene más mérito ser
capaz de acabar estas pruebas en mucho tiempo, que en el que menos lo hace. Es increíble
la fuerza mental que hay que tener para hacerlo.
Día de descanso. Día de refresco.
El campamento parece una ciudad zombi, con gente cojeando y vendada por todos
lados. Y uno va caminando como si saliera de casa recién desayunado.
Etapa 5. Maratón. 42 kms. Antes
de salir de viaje teníamos decidido que esta etapa cada uno iría por su cuenta,
a su ritmo. Todo sobra antes de salir, ya no guardo ni el foam para dormir, ya
vas con lo mínimo, y te das cuenta que tampoco te hace falta mucho más. Nos
dedicamos a disfrutar, cada uno en su ritmo, pero cuando entrenas, las cosas
salen, y Luis terminó bajando de las 4:30, y yo bajando de las 5:00. Edu
bajando de las 6:00. Éramos finishers de MARATHON DES SABLES. Y ahora lo
escribo y sigo sin creérmelo. Otra de las imágenes que me vendrá a la mente es
cuando los tres no abrazamos al llegar Edu. Disfrutando de lo conseguido.
Etapa 6. Solidaria. 17 Kms. Esta
no cuenta para el tiempo, pero hay que hacerla para que te den la medalla de
Finisher. Cuando fui a desayunar ya no quedaba nada así que lo pensé como un
día normal que sales de casa sin desayunar y entrenas. Pero no es igual, llevas
240 kilómetros en los últimos 6 días, y el cuerpo te avisa, en mi caso con la
orina roja. Sangre. Te hidratas más, te relajas, y terminar por recuperarte. Disfrutas
la entrada en meta, la medalla, los abrazos y las fotos. Un pis para comprobar
que todo está bien. Se acabó. A casa. No te viene nada a la mente. No piensas
en nada. Porque has dado todo lo que tenías y ahí solo hay felicidad.
https://www.facebook.com/pilibl/videos/10153989264771421/
Gracias!